Contiene 12 cuencos en los colores del arcoíris.
Los 12 cuencos pintados con 12 colores diferentes dan como resultado una escala cromática armoniosa, que aporta equilibrio y gran sentido estético al juego de los niños y, en consecuencia, una gran sensibilidad por la belleza. Los cuencos complementan el juego heurístico con acciones como llenar y vaciar, pasar y cargar. Un cuenco puede servir para tapar otro cuenco y, de esa forma, ocultar o hacer desaparecer su contenido. Este juego trae tanto placer como angustia: la desaparición, el perdido y encontrado del yo y de nuestros propios tesoros.